Mi niño se muere de tristeza
Memorias de migración desde la frontera (próximamente en español)
By Efrén C.Olivares
Sobre el libro
Desde las trincheras de la lucha contra la separación de familias en el sur de Texas nos llega en su forma más íntima esta perspectiva de un abogado defensor de derechos humanos. Efrén Olivares narra las historias de los migrantes a quienes representa y las entrelaza con la suya cuando migró a Estados Unidos a sus trece años. El relato replantea la historia de esa nación de migrantes, exhibiéndola como una en contra de ellos.
En el verano de 2018, miles de niños en la frontera entre México y Estados Unidos fueron separados de sus familias migrantes a causa de la política de “Cero Tolerancia” que implementó el gobierno norteamericano. Efrén trabajó como representante legal de cientos de esas familias, cuyas vivencias le evocaban otras que sucedieron veinticinco años atrás. Efrén también tuvo que apartarse de su propio padre en aquel entonces, cuando este migró a Texas en busca de trabajo. Su familia volvió a reencontrarse años después, lo que obligó a Efrén y su hermano menor a enfrentar un complejo proceso de adaptación a un nuevo idioma y una nueva cultura.
Una tras otra, las historias individuales de separación de las familias representadas por Efrén dan voz a los migrantes que por décadas han sido silenciados y castigados por osar buscar refugio y oportunidades. Los relatos de Mario y su hija Oralia, de Viviana y su hijo Sandro, de Patricia y su hijo Alessandro, entre otros, revelan cómo los principios por los que en apariencia se rigen los Estados Unidos van desvaneciéndose en la medida que nos aproximamos a sus fronteras. Las historias se entretejen con los propios recuerdos de infancia de Efrén y con escenas cotidianas de su propio aprendizaje como padre de su hijo Julián, lo que subraya el elemento humano que a menudo se omite al hablar de política migratoria.
Nuestro interés en las personas que viven al margen de la sociedad —en la frontera, en sus sentidos literal y figurado— surge de la concepción de nosotros mismos en relación con “el otro”, sea un connacional o un migrante. Al tiempo que aborda de manera accesible temas complejos del derecho y la política, Efrén postula que esta hostilidad hacia el otro no es nada nuevo. Fue evidente, por ejemplo, cuando niñas y niños migrantes fueron enjaulados al llegar a Ellis Island, Nueva York, a principios del siglo XX o cuando los descendientes de japoneses fueron separados de sus familiares y enviados a campos de internamiento durante la Segunda Guerra Mundial.
Mi niño se muere de tristeza nos invita así a reflexionar sobre la experiencia migrante de ayer y de hoy. Nos estimula a pensar sobre los efectos que una separación tiene en las familias y, en particular, cómo una separación puede crear una dimensión adicional de la identidad migrante. A través de la contraposición de sus propias vivencias y las de las familias que representa, Efrén Olivares nos insta a debatir sobre lo que constituye el concepto de nación, retándonos a cuestionar nuestras propias ideas de empatía y compasión.